Sus rimas.
VII
Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgEYt__TxjJxqH_j3DZ2AaYyZBp_cXz-VVaku4svniF82lg3CFzJI4OyWXC5-_PNvqB-sfKEb1-uCOSPGXc2NUafavdb7iZGV90cc7KyD34zMJBgxjB77us-I7N7EjUzLj2ShZEZdRRvQM/s200/imagesCAEBQWP9+arpa.jpg)
¡Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!
¡Ay! -pensé-, ¡Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro, espera
que le diga: “Levántate y anda”!
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